Comerciantes de Baraya, Huila, fueron citados a la fuerza por disidencias de las FARC y sometidos a extorsiones millonarias bajo amenazas y condiciones degradantes.

Comerciantes del municipio de Baraya, Huila, fueron obligados a asistir a una reunión con una disidencia de las FARC, quienes les impusieron millonarias cuotas extorsivas. La cita, que comenzó en la vereda Los Laureles y luego se trasladó a una zona rural de San Andrés de Tello, se desarrolló bajo condiciones humillantes: los comerciantes estuvieron varias horas a la intemperie, sin comida ni agua, y bajo amenazas constantes.

Las cifras exigidas dejaron a muchos sin aliento: a los vendedores de empanadas se les impuso un millón de pesos, a las panaderías 2,5 millones, misceláneas 3 millones, peluquerías 4 millones y ferreterías hasta 7 millones de pesos. En un caso extremo, a un comerciante de abarrotes le exigieron la escandalosa suma de 100 millones de pesos, lo que generó un fuerte cruce verbal con el cabecilla guerrillero. “Prácticamente estamos trabajando para la guerrilla”, denunció uno de los asistentes.

Además del cobro de la vacuna, los insurgentes arremetieron con insultos contra el alcalde y su gabinete, acusándolos de no haber asistido a la reunión ni mostrar disposición para dialogar con ellos. El miedo y la impotencia se han apoderado de los comerciantes de Baraya, quienes enfrentan una grave amenaza a su seguridad, su economía y su dignidad.

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